viernes, 26 de junio de 2009

Espejo

Bueno, pues hoy voy a escribir de una manera que nunca he escrito. No voy a hablar del presente, ni de mis sentimientos. Voy a hablar de la infancia, algo más imortante de lo que creemos.

Un día 15 de septiembre le dí a mi madre su 4ª hija, una hija de la que no esperaba nada en general. Después de 3 hijas, ya se le habían acabado las ideas para ponerme un nombre. Al final decidió que Paula era un nombre simple, común y no demasiado feo. Aunque los nombres dicen mucho de las personas, yo creo que mi nombre no dice absolutamente nada de mí. Habría dicho algo de mí un nombre fuera de lo común sin llegar a lo extravagante. Así me describo yo.
Agradeceré toda mi vida que me haya dado las cualidades de la originalidad, la imaginación y la astucia. Si en algo no he cambiado es en mi manera de ver las cosas, siempre analizándolas y viendo lo que nadie ve en ellas.
Desde temprana edad he tenido que perder la ingenuidad de los niños, pero tampoco me ha supuesto un trauma. Me ha servido para poder afrontar las cosas como son realmente, sin idealizar y tener una imagen pesimista de las cosas. Recuerdo que me gustaba dibujar y cantar cuando estaba triste o enfadada, y... la verdad es que con eso ya era feliz. Con las pequeñas cosas.
Mi padre era un pilar fundamental en mi vida. Lo quería un montón. Pero bueno, cuando descubrí quién era realmente pensé "bueno, mejor ahora que más tarde" y ya está. Lo que opino actualmente de mi padre no lo voy a decir en este blog, eso lo saben muy muy pocas personas.
Mis hermanas nunca fueron un gran apoyo para mí. Tampoco me ha importado demasiado. Bueno, las quiero y me lo paso bien con ellas, pero para las cosas serias, nada. Pero no lo veo como algo malo, me lo paso muy bien con ellas, la casa es como un campo de batalla.
Quizá un defecto que me he ido creando ha sido la importancia que le doy al dinero. Creo que el dinero ayuda bastante a tener una vida sin complicaciones, pero hay que tener mucho cuidado con él. Para quien sepa vivir con él, enhorabuena.

La infancia puede ser ingenua, pesimista, realista, feliz, triste, trágica, adorable, odiosa, incómoda, dulce, agridulce, amarga, divertida, aburrida, graciosa... pero es el proceso de las personas. Es el espejo de lo que fuimos, lo que somos y lo que seremos. La infancia somos NOSOTROS.

No hay comentarios:

Publicar un comentario